Acabada ya la temporada, salvo por unos pájaros en el nido toca hacer balance. Toca valorar si los resultados concuerdan con los objetivos previstos. Este año sin duda será uno de los más dificiles que he tenido como criador de canarios, pero como dijo el otro día el compañero José Manuel Mantas Rosauro ha sido una temporada de aprendizaje. Tiene toda la razón cada día aprendes algo pero este año la verdad ha sido increible todo lo que he vivido como criador.
Mi temporada he de decir que ha sido un auténtico fracaso, esa es la realidad, al menos en cantidad ha sido la peor, en calidad ya veremos pero de momento no pinta mal. Todos los factores negativos posibles se han juntado y han creado una especie de tormenta perfecta. Ha habido problemas sanitarios, problemas de gestión (he tenido menos tiempo), penosas condiciones meteorológicas y por si fuera poco ha habido una pizca de mala suerte.
Empezaba la temporada normal, más o menos el mismo número de parejas que los últimos años y como a mediados de febrero empecé. Desde el comienzo de la cría las condiciones meteorológicas han sido el principal handicab, frios a deshora, mucha humedad alternada con días de calor... en fin ha sido un problema gordísimo, causa en mi opinión de la mayoría de males de este año. Quizás en criaderos interiores este factor no influya tanto, pero en mi caso que crío en una terraza es un problema gravísimo que determina el resultado de la temporada. No sólo por el desequilibrio que supone a los pájaros este cambio de tiempo tan brusco sino porque humedad seguida de días de calor es el caldo de cultivo perfecto para problemas sanitarios. Y es que durante marzo sobretodo y abril ha habido semanas enteras sin sol, todos los días lloviendo. Esto puede ser normal en otras épocas, pero en primavera, al menos en Extremadura no.
Empezaron los problemas sanitarios un fin de semana que llegué al criadero y me encontré con una hembra con unos síntomas respiratorios muy fuertes, incluso zonas ulceradas en las mucosas, la separé rápidamente pero al día siguiente vi más casos en otros módulos, comencé a tratarlos pero la muerte fue inminente, ante esta situación tome la drástica decisión de aislar dos de mis módulos de cría, paralizando en ellos la temporada hasta que resolviera el problema. Aislé muchísimos pájaros pero el problema tal como vino se fue al irse la humedad. Quise mandar muestras a algún laboratorio veterinario, que es lo recomendable en estos casos, pero este año mis continuas ausencias por motivos de estudios me lo impedian. Este fue el problema más serio pero hubo más, hembras que no ponen, abandonos de huevos, puestas irregulares, problemas de picaje... de todo la verdad. Por si fuera poco en el módulo de moñas alemanas el número de moñudos ha sido de alrededor de un 10%, esto es una cifra tremendamente baja, ya que la teoría habla de un 50% más o menos, asi que también ha habido un poco de mala suerte.
Eso sí, no todo son desgracias, el embuche de los padres ha sido extraordinario y la fecundidad también, de los mejores años, el tema de piojillos también sin incidentes. Pero en general ya digo, ha sido una temporada dura, muchas horas de trabajo para pocos resultados y no sabeis lo dificil que es gestionar un criadero desde la distancia, porque actualmente vivo fuera, es muy complicado, quien haya vivido mi situación lo entenderá.
Pero vamos, me quedo con lo bueno, el aprendizaje y la sabiduría que uno acumula después de temporadas duras como esta. En definitiva es lo más bonito de la vida, aprender, aprender y aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario