Primero voy a hablar del Opal. Está claro que es un pájaro conocido por todos, el opal modifica la estructura melánica creando un dibujo metalizado particular, pero también afectando a la estructura de la pluma. De hecho sobre todo en negros y ágatas, es patente esa pluma quebradiza y rígida tan característica. No es una característica de la que nos debamos sentir orgullosos pero si que es una seña de identidad de estos pájaros, debido a la disposición de la eumelanina.
Quizás por ello en esta variedad es frecuente la comunión con el factor marfil, que suaviza la estructura de la pluma y compensa la rigidez clásica del opal.
El opal también es de las pocas mutaciones que destacan en casi todas las variedades, es decir el satiné por ejemplo apenas es atractivo en isabela, el phaeo en bruno... lo cual la hace más atractiva aún.
Los opales isabela existen si, pero su presencia en los concursos es prácticamente nula. Sólo los ojos de un criador experto pueden distinguirlos de lipocromicos.
He de decir también, aunque peque de casero, que me alegra profundamente que el amigo Florentino Sánchez siga al más alto nivel con esta variedad, aún sin ganar pero su trabajo paciente le compensará.
Para el satiné vale lo que he dicho antes en cuanto a participación con el opal, y vuelve a ser de nuevo característico la escasa presencia de rojos.
Su diseño basado en la particular disposición de la eumelanina marrón, no lo hace para mi muy atractivo pero por lo visto en cuanto a la participación se refiere mi opinión no es genealizada ni mucho menos.
Esta claro que no son los pájaros que más me atraen, pero los respeto y los valoro profundamente y se ver su belleza. Aqui, como no, voy a mencionar al amigo y compañero de sociedad Carlos Martín, con el que tengo una gran relación y que a cortao oreja, (si me permiten el argot taurino), de nuevo con sus satinés amarillos.
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